Ya entrado Febrero (que es cuando mejor se come en Galicia a mi gusto y al de muchos) os traigo un post culinario, en el que os presento la cena de hoy: un plato original de mi casa y que mi madre hace más mejor que nadie. Verdad doblemente veraz, ya que nunca se las he visto hacer a nadie fuera del kelo familiar:
Las Croquetóndigas:
Que no son croquetas (no son redondas ni van empanadas) ni son albóndigas (siguen sin ser redondas, no se acompañan de guiso y tienen un gusto mucho más suave). Se presentan en un formato aproximado al buñuelo de viento, y vienen siendo algo así como conglomerados de masa frita, de amasado y condimentos al gusto, que tienen como finalidad aprovechar las sobras, y como ingredientes -entre otros que seguro se os ocurrirían-: huevo, harina, pimiento, la carne sobrante del cocido, -que ya ha vuelto a la mesa varias veces y cuyo éxito ha sido opacado por cualquier otro plato del día-, picada muy fina... y supongo que la cocina de leña y la mano de mamá tendrán algo que ver también:
Y nada más. A la sartén unos minutos, y calientes o frías... lo flipas. Mi hermano se puede comer mil si las hay.
Queda patentado el palabro.