4 de marzo de 2008

Yo también soy No-Cazador


Debo reconocer que siempre me ha gustado usar armas de fuego. Me explico: Desde peque me atrae la acción de disparar, desde el punto de vista de la necesidad de reunir la concentración necesaria, y aplicar mi temple y control para realizar un buen disparo. Siempre he disfrutado como un enano algo tan simple como repetir desde distintos ángulos el tiro a una diana de cartón, un palillo mondadientes o cualquier otro blanco inocuo e inerte, aunque nunca fácil. Incluso creo que se me da bastante bien (durante el servicio militar obligatorio me llegó a decir un señor con adornos en la pechera que menos mal que me iba al Hospital Naval, porque si no me iba a pasar la mili entera pegando tiros), amén de que sigo teniendo, aunque hace algunos años que no les doy uso, una escopeta de aire comprimido de competición, con mira telescópica, una pistola de balines, las dianas y sus recoge-balines correspondientes.

Pero del enfoque deportivo de disparar un arma para descargar estrés y poner a prueba los nervios, en un lugar controlado o club deportivo, a hacerlo con la finalidad de matar un animal que no necesitamos matar en absoluto… media un abismo. Pude ver hace unos días cómo se quejaba lastimeramente un cazador ante las cámaras de alguna televisión porque no sabría qué hacer ahora con su hermoso fusil de 3.000 €, el cual ya no le iban a permitir usar contra las malignas aves acuáticas de una zona protegida (¡Oh, cielos, esto debe ser cosa de los ecologistas esos!)… por el absurdo motivo de que se calculaba que sólo en ese humedal había (no recuerdo la cifra) una burradísima de millones de perdigones esparcidos, contaminando con su plomo un área única en claro declive biológico, amén de la escasez de animales salvajes que aumenta cada día en todo el mundo.

¿Pues sabe qué le digo, a título personal, Señor Cazador Anónimo? Que me trae sin cuidado que recorra usted la Castellana para protestar tras una pancarta por la pérdida de sus supuestos derechos, y le sugiero que se meta su fusil de repetición de 3.000 euros por su soberana cavidad rectal, ya verá como mejora el tránsito intestinal. Usted no necesita matar animales para comer, ni éstos sobran, ni estamos para aniquilar la poca vida salvaje que nos queda. Por no hablar de millones de posibles mejores usos de su dinero.

Y a lo que iba: Si alguno de los que leen esto tiene la misma opinión que yo (que como toda opinión es algo muy subjetivo), os animo a pasar por la web de ECOLOGISTAS EN ACCIÓN en la que podréis sumaros a esta recogida de firmas de ciudadanos que nos declaramos NO CAZADORES, que el amigo Salva me enviaba con muy buen criterio (siempre subjetivamente) y donde podréis uniros a algunos que queremos declarar:

- Nuestra condición de NO CAZADORES

- Nuestro derecho a disfrutar de la naturaleza sin estar sujetos a la amenaza y el ruido de los disparos de los cazadores

- Nuestro derecho a deambular libremente por los espacios y vías públicas sin estar sujetos a las restricciones y obstáculos a que da lugar la actividad cinegética.

- Nuestro compromiso a disfrutar de la naturaleza responsablemente sin dañarla ni molestar ni perjudicar a terceras personas ni a sus bienes legítimos.

Gracias a todos, incluído el jabalí que me atropelló el coche hace unos meses. Debo reconocer que es el único animal salvaje al que he deseado su muerte (en aquel preciso instante, después no me resolvería con la compañía de seguros).

1 comentario:

Carabiru dijo...

Hecho!

Yo también ví a esos cazadores quejándose, los muy... pffff es que si empiezo a despotricar no paro!

Salu2