Llevaba ya unos días sin escribir nada, pero es que estoy desganao. Ma entrao una desgana mu grande. En realidad, estoy mosqueado, y justo cuando todo empieza a cambiar de color, y más ganas debería tener de sonreír. Esta vez es con Papá Estado y sus tan alabadas coberturas, a veces paradigma de la sinrazón. Os contaré de lo que me he enterado esta semana sobre las coberturas de la Seguridad Social en su Sistema Contributivo:
Pongamos un caso en dos personas (o más, añade nacionalidades al gusto). William es peruano y Olegario es español. Ambos han trabajado por un sueldo muy por debajo de lo que sería lógico dada la bonanza económica española de los últimos años en el sector de la construcción, pero hoy se han ido al paro, por el motivo que queráis, tras 4 años contribuyendo con sus impuestos a que España fuese bien, por lo que ambos esperan, ahora que se la han merecido, una ayudita de Papá a modo de prestación por desempleo. Ahora os describiré el panorama para cada uno:
- William, que tiene realmente chungo lo de encontrarse otro curro tal y como está el tema, quiere irse a su casa, e intentar sacar el maximo provecho a su prestación por desempleo, en el único lugar en el que puede hacerlo: Perú. Bien, Papá Estado, que es muy buena persona y vela por los suyos, le da lo que le corresponde a William, en un pago único contante y sonante y que no se discute, acompañando el cheque de una collejita cariñosa que sibilina y amenazantemente expresa: "Y no se te ocurra volver en unos añitos, que la cosa pinta mal para los bolsillos de mis españolitos primogénitos". Eso sí, pese a la colleja, se lleva lo que al final resulta ser un montón de pasta para montarse un negociete en su pueblo.
- Olegario, que además de ser español, no es idiota, decide buscarse las castañas como sea, e intenta salir adelante por su cuenta -o sea, sin jefes- dedicándose a su profesión, en la que llevaba 20 años de aprendizaje continuo (y de cotizacion, que sumando todos los períodos le da casi el derecho a la jubilación y que hay que seguir -ya metidos- engordando) decide pasarse al régimen general de autónomos, e irse a trabajar a Perú, porque allí tiene los contactos y las ayudas necesarias, y su sector está en auge y es un lugar donde no le faltará ocupación. Y claro, seguir cotizando en España como trabajador en el extranjero, y por lo tanto, residente ausente de su empadronamiento -o ya me explicaréis cómo si no se pueden generar ingresos en el extranjero estando en Matalascañas-...
...y resulta (y aquí venía) que a Olegario, que sólo quiere generar ingresos en el extranjero y tributar en España, que tiene su proyecto concebido, que está sin un duro (porque cobraba una mierda y además, su empresa cerró por bancarrota) y necesita la pasta ahora, para poder arrancar, Papá Estado -que le ha cobrado dinero antes por si ésto pasaba- sólo le daría el 60% de su prestación por desempleo (y le devolvería el 40% año y medio después en su declaración fiscal), con la siguiente casuística:
1. Siempre que Olegario anticipase y ejecutase todos y cada uno de los pagos de su bolsillo, desde las inversiones iniciales -a ver quien es el guapo que consigue crédito hoy en España- hasta las retenciones fiscales de ese primer año. Por cierto, si su proyecto sólo necesita de su cerebro, de equipamiento ya disponible o si los gastos viniesen después de iniciada la actividad laboral... entonces, directamente, el doble que nada: Nada de nada.
2. Sólo tras la aprobación del órgano competente.
3. Sólo si desempeña la actividad laboral en España -Donde cada día crece el número de parados desmesuradamente- y nunca si además de facturar a clientes extranjeros... vive en el extranjero.
Así que... Olegario, con todas sus ganas de generar empleo y tributar, y con su proyecto en el bolsillo -que además iba encaminado a ahorrar dinero en desplazamientos y otros costes a gobiernos y empresas que se golpean en el pecho, jactándose de cooperar con las comunidades aisladas en Perú, y que llegado el día, envían a un funcionario amigo de alguien en un vuelo directo de Iberia, a un hotel de 5 estrellas, a hacer mal, por desconocimiento del lugar... el mismo trabajo que oferta Olegario mucho más barato-, opta por la solución occidental... y se sienta en un banco del parque a ver pasar la vida, durante ese año y medio sabático de prestación contributiva.
Eso sí, tranquilísimo... porque Papá Estado seguirá pagando los platos rotos de los que nos llevaron a esta situación, y permitiéndoles que conserven el fruto de su usura.