15 de julio de 2008

Bueno y malo: Los puentes del AVE en Galicia

Recuerdo oníricamente que cierto profe de filosofía en el instituto nos hablaba de concepciones demiúrgicas, efectos mariposa y algunas otras cosas sobre las consecuencias de los actos... y aunque en el momento me pareció un tostón (qué voz tan soporífera tenía el tío) e incluso alguna vez tuve el honor de quedarme sobado durante sus disertaciones... parece que ahora de viejo se produce un reflujo en mi coco de aquellas ideas... y me sorprendo a veces pensando en mis-tus-nuestros actos y en sus consecuencias, al más puro estilo de la más vieja pregunta: "¿Qué fue primero, la gallina o el huevo?".

Lo que me planteo no es una pregunta, es quizás más una valoración: ¿Qué es bueno o malo para unos y otros? Lo que consigue Bono en una de sus gestiones en la ONU a la hora de paliar el hambre, es bueno. Lo que contamina el avión privado en el que va a N.Y., es muy malo. La dinámica de consumo es buena porque genera empleo... y es mala porque también genera consumismo y residuos.

Y el caso que me ocupa: El AVE. Que a tu empresa le den la contrata del material es bueno, porque hay trabajo; y es malo porque durante 5 años no te dejará tiempo para ninguna otra cosa y te tendrá en el límite del stress laboral todo ese tiempo. Que haya AVE es fantástico, porque se podrá venir desde Madrid sentado cómodamente y con un enorme ahorro de tiempo y combustible, de aviones fletados y de coches movilizados... Pero el trazado de su vía destroza el paisaje y la naturaleza allí por donde pasa, ya que aquí no (teníamos) ni un palmo de terreno llano...

Pero eso sí, da gusto ver los puentes como crecen de un día para otro, todos hermosotes con sus columnas del más puro estilo industrial y del ancho de mi habitación y con sus miles de horas de sudor de obreros mal pagados cada una. Hay qué ver, qué sanas criaturas son los puentes del ferrocarril de alta velocidad, y dejémonos de zarandajas filosóficas.

No hay comentarios: