Mi ascenso al poder de aquella República Bananera, tras varios intentos de golpe militar, vino por donde menos me lo esperaba: A través de unas elecciones democráticas, en las que pude embaucar al pueblo aplicando el viejo principio latino "Panem et circenses". El pan lo pagué con parte de las enormes reservas petrolíferas del país, evitándole de este modo al pueblo la insana costumbre de trabajar, y el circo vino después, al ejercer de bufón en las cumbres internacionales insultando a los líderes de los países poderosos, para regocijo de mi plebe.
Mantener el poder fue fácil, a base de legalizar y armar a los guerrilleros que se escondían en los bosques tropicales de medio continente, consiguiéndome así una fiel fuerza de choque en la sombra, que me ayudó a materializar el sueño de Stalin: Dominar por unanimidad la cámara de representantes, haciendo creer al mundo que mi poder emanaba del pueblo.
Hoy mis tretas se han estilizado mucho. Tras ocho años en el poder, he conseguido hacer creer a la opinión mundial que no me voy a presentar de nuevo a presidente ni voy a modificar la Carta Magna de MI REPÚBLICA, para así seguir ejerciendo el poder sin tanto ruido, y al mismo tiempo me permito dar nuevos golpes de efecto, como el que estoy gestando ahora mismo: Estoy usando a mis fieles ex-guerrilleros y mis petrodólares para liberar a cautivos secuestrados por la guerrilla de otros países, riéndome del derecho internacional y pisoteando la autoridad legítima de dichas e inocentes proto-dictaduras, que tanto tienen que aprender de mí... consiguiendo con ello dulcificar mi imagen ante mis clientes europeos, que pasarán en fila india por caja encantadísimos de mi talante democrático, a comprar mi petróleo y a establecer aquí sus holdings, exprimiendo un poco más a mis súbditos y enriqueciéndome más si cabe.
Lo mejor de todo es que los muy inútiles de mis votantes a la fuerza siguen en la inopia, creyéndose mis patrañas... o simplemente callándose para que no les dé un paseillo por la selva a medianoche.
Mantener el poder fue fácil, a base de legalizar y armar a los guerrilleros que se escondían en los bosques tropicales de medio continente, consiguiéndome así una fiel fuerza de choque en la sombra, que me ayudó a materializar el sueño de Stalin: Dominar por unanimidad la cámara de representantes, haciendo creer al mundo que mi poder emanaba del pueblo.
Hoy mis tretas se han estilizado mucho. Tras ocho años en el poder, he conseguido hacer creer a la opinión mundial que no me voy a presentar de nuevo a presidente ni voy a modificar la Carta Magna de MI REPÚBLICA, para así seguir ejerciendo el poder sin tanto ruido, y al mismo tiempo me permito dar nuevos golpes de efecto, como el que estoy gestando ahora mismo: Estoy usando a mis fieles ex-guerrilleros y mis petrodólares para liberar a cautivos secuestrados por la guerrilla de otros países, riéndome del derecho internacional y pisoteando la autoridad legítima de dichas e inocentes proto-dictaduras, que tanto tienen que aprender de mí... consiguiendo con ello dulcificar mi imagen ante mis clientes europeos, que pasarán en fila india por caja encantadísimos de mi talante democrático, a comprar mi petróleo y a establecer aquí sus holdings, exprimiendo un poco más a mis súbditos y enriqueciéndome más si cabe.
Lo mejor de todo es que los muy inútiles de mis votantes a la fuerza siguen en la inopia, creyéndose mis patrañas... o simplemente callándose para que no les dé un paseillo por la selva a medianoche.
4 comentarios:
Si hasta podría ser el argumento de una peli... lástima que sea real...
Ya veremos en qué acaba, porque una vez que uno se hace adicto al poder... cuesta dejarlo, y no creo que la cosa acabe fácil...
Salu2
Vosotros españoles por qué no os dedicáis a disfrutar de vuestra nueva condición de nuevos-ricos-en-el-barrio
Ya lo hacemos, creo que se nota bastante.
Pero somos nuevos ricos a base de currar, éste país no se ha levantado sin trabajar, que no tenemos dinero en el subsuelo. Además, cuando ha hecho falta o hemos podido, el pueblo se ha levantado contra los que abusaban de nosotros.
Tú mismo y tu mecanismo, William.
Ah, William, otra cosilla. Dado que en tu blog no permites los comentarios (cosa de muy mal gusto, dados los temas que tratas y la vehemencia con la que lo haces, eso es tirar la piedra y esconder la mano), pues me voy a permitir dejarte aquí este enlace, simplemente a modo de ilustración y ejemplo, de las tretas de tu amiguito Chávez, esta vez (repito que por ejemplo) con el tema del petróleo por alimentos. De nada.
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